lunes, 27 de enero de 2014

Entre Muertos y Leyendas (completo)

( de mi futuro libro" Postales de Santa Martina")


Entró en el bar, sin duda tratando de refugiarse de la llovizna que afuera bailoteaba, como un espectro enloquecido, bajo la luz del farol.
Me costó reconocerla. Apenas conservaba el aire ausente de antaño.  Recordé que acostumbraba mirar a los otros de manera profunda y penetrante. Ahora esa mirada estaba oculta detrás de gruesas gafas.
El color de sus cabellos también había cambiado. Los  mechones rojizos eran una mata blanquecina dificil de dominar.
Yo también debía estar cambiada, ya que no me reconoció.  No me atreví a acercarme, menos aún, preguntarle que hacía en Santa Martina, el lugar donde  nunca fue feliz.
Ocupó la mesa próxima a la ventana que daba a la avenida principal. Aproveché la luz difusa del bar para poder observarla.
Manuel, el joven que estaba detrás del mostrador, se acercó con una sonrisa franca y le dijo 
-Hola, que noche eh! Qué quiere tomar?-
-Quisiera tomar el té de la casa- respondió Helena
Él la miró sorpendido y sin dejar de sonreirle dijo
-el té de la casa? Cuanto hace que no me lo piden! Usted se está refiriendo al té de ruda que preparaba el antiguo dueño de este bar-
-Sí, me estoy refiriendo al Gringo y su famoso té de ruda. Eres su hijo o algún familiar de él?- preguntó ella-
-No, soy el hijo del dueño actual del bar. El Gringo le vendió el bar a mi papá, hace casi... unos treinta años... Hace mucho que no viene por aqui?-
 -Cerca de treinta años- concluyó Helena
-Entonces lo conoció-
Helena asintió con la cabeza y Manuel continuó
-Él se fue de aqui y le vendió el bar a mi papá. Yo era chico, no recuerdo demasiado, pero se tejieron una serie de leyendas en torno al Gringo-
-Yo no sé... me fui hace mucho y poco puedo recordar- argumentó ella demostrando cierta incomodidad
Manuel, sin prestarle atención, continuó diciendo
-Bueno la historia dice...mejor dicho la leyenda...que había un mendigo, un extranjero al que llamaban el "holandés". Este tuvo el mérito de ser el único mendigo de Santa Martina. Apareció una tarde en el bar del Gringo y lo llevó a vivir a la casa abandonada del marino mercante.
Se hicieron amigos. Juntos se agarraban unas buenas borracheras. Una noche parece que discutieron. el holandés se marchó a su guarida apenas pudiendo caminar de tan mamado que estaba. el Gringo, en el mismo estado, cerró el negocio y fue tras él.
Cuando llegó a la cueva del mendigo, tomó un caño grueso y contundente que había allí, y con toda su furia le dio al viejo en la cabeza. Después se desmayó, cuando despertó no recordaba nada de lo sucedido. Desesperado fue a buscar ayuda. Un grupo de frecuentadores del bar, llegaron al refugio pero ya era tarde, el hombre estaba muerto. El Gringo comenzó a llorar desesperado, entonces Nito, uno de los parroquianos, fue a buscar al intendente que era su amigo.
Al relatarle los hechos al intendente, a este se le ocurrió una idea. En ese momento había un circo en Santa Martina y tenían un león que estaba enfermo y dicen...
El chico comenzó a hablar quedamente
-Dicen que el intendente fue a hablar con el dueño del circo... entre todos...cortaron el cadáver del holandés en partes...lo llevaron a la jaula del león...y...bueno...usted me entiende...-
Hubo un silencio prolongado en el salón. El tiempo que viví en Santa Martina nunca escuché esa historia. Pensé que, o Manuel tenía una imaginación frondosa o, entre todos habían encubierto a un asesino al que erigieron como símbolo del pueblo.
Estaba frente a una disyuntiva, por un lado no podía continuar escuchando; por el otro pensaba, si me voy no podré saber como termina toda ésta historia...y si no es un cuento? si el chico está hablando de un hecho real? y si todavía existen pruebas que incriminen a él o los asesinos?
Estaqueada en mi silla, resolví quedarme y escuchar. Miré a Helena, estaba desencajada sin pronunciar palabra.
Manuel, que había ido a buscar un vaso con agua, continuó
- A la mañana siguiente Doña Gertrudis, la profesora de piano jubilada, fue como todas las mañanas, a llevarle algo de comida al holandés. Lo único que encontró fue la manta del mendigo. Pensó que el hombre andaba por ahi durmiendo la mona.
Pasaron dos dias y no había noticias de él, entonces fue a la comisaria a denunciar la desaparición. La policía y todo el pueblo salieron a buscarlo. No encontraron rastros...
Helena alcanzó a decir
-Y no hubo sospechosos?...-
Manuel, con aires de detective, dijo
-Ahí quería llegar! dicen que fueron interrogadas todas las personas que vieron por última vez al holandés con vida, entre ellos el Gringo, que permaneció en la comisaría más de dos horas.
Después del incidente el Gringo puso el bar en venta y mi papá se lo compró. Se fue, parece que se volvió a su pueblo, él era del interior. Hubo rumores que se suicidó de tan pesada que tenía la conciencia. Por aquí nunca más se lo vio. Mi papá le dejó el nombre al bar como una refencia turística de Santa Martina. El pueblo ahora está en la internet.
Helena se puso de pie, con la voz temblorosa dijo
-Cuando ocurrió ese incidente yo ya no vivía aqui. Al Gringo lo conocí, a esa historia no. Dígame cuanto le debo por favor-
Al verla salir, noté que estaba confusa. Tal vez por la leyenda o por los pocos gratos recuerdos que tenía de su vida en Santa Martina.
Esa noche no pude dormir. Sólo existía una persona que podía aclararme los hechos. Era Doña Gertrudis.
Por la mañana me vestí y fui a la casa de la nonagenaria  que ahora era una figura ilustre de Santa Martina.
La casa de Gertrudis estaba igual que antes. El mismo jardincito que mudaba de flores en cada estación. Las ventanas con las cortinas de gaza blanca y los cortinados rojos que protegían el ambiente de la luz. Me recibió en la sala y al verme se alegró.
-Que grato que hayas venido a visitarme!-exclamó y seguidamente -Quieres tomar unos mates?-
-Bueno- respondí
Le pidió a Matilde, la señora que la cuidaba, que los preparase. Mientras esperábamos los mates le dije
-Veo que aún conserva el piano-
-Sí, yo ya no doy clases. Perdí la esperanza después que Mariana, la hija mayor de los Valente, quedó embarazada y se casó. En fin...cosas que pasan...-
Al decir esto quedó en silencio, con la mirada perdida evocando el pasado. La saqué de su ensueño cuando le pregunté
-Doña Gertrudis, recuerda a un mendigo al que llamaban el holandés?-
Repentinamente se le iluminó la cara
-Dicen que desapareció y que fue usted quien avisó a la policía-
-Bueno...la verdad que fue todo un malentendido. Lo cierto es que el holandés se volvió a su país. Como al año de esto, recibí una carta de él pidiéndome disculpas por no haberse despedido de mí ni del pueblo como debía. Desde entonces, todos los años, recibo de él una carta postal . Después para navidad, me mandó un cheque con una suma "interesante" de dinero. Desde entonces, recibo de él una carta postal y un cheque para navidad. En esta última  me envió el cheque con una caja de galletitas, de esas que hacen en Holanda y una foto de él. Ahora le digo a Matilde que la busque y te muestro...las galletitas no porque me las comí -agregó sonriendo
Matilde trajo un sobre que tenía una estampilla holandesa. Lo abrí con cuidado y  retiré la carta.Doña Gertrudis me pidió
-Léela en voz alta, que me gusta escuchar lo que me dice-
Desplegué el papel. Una letra borrosa en impecable español decía

Mi querida y eterna amiga:
                                         Espero que al recibo de esta se encuentre usted gozando de buena salud.
                                         Yo la recuerdo siempre y guardo en mi memoria toda la ayuda que dispensó en mi estadía en Santa Martina.
                                         En agradecimiento, que sé que apreciará y ayudará a aumentar un poco más su ingreso de profesora de piano jubilada.
                                         Además, adjunto una foto mía frente a mi casa-barco para que pueda apreciar que gozo de buena salud y estoy muy felíz.

                                        Un abrazo de su amigo que nunca la olvida
                                                       
                                                                Hans, el "holandés"

Al terminar de leer la carta, miré la foto. Era en blanco y negro con un hombre posando frente a una casa barco. El individuo de la foto no se parecía en nada a aquel holandés alto, calvo y de ojos celestes. En su lugar, la figura de quien fue el dueño del bar más famoso de Santa Martina, esbozaba una sonrisa debajo del bigote con forma de manubrio.

                                                                Nora Ibarra
                                                          Curitiba-Brasil 2014 
                                         










miércoles, 22 de enero de 2014

Jardín de Plástico


Yo lo vi. Estaba allí esa tarde de agosto fria y plomiza. Tania y yo jugábamos en la sala donde uno de los ventanales daba a la galeria. La abuela de Tania había hecho de esa parte de la galería un jardín de invierno. Lo cerró con ventanas altas y vidrios gruesos. Albergaba begonias, orquídeas y tulipanes.
Esa tarde la vimos realizar movimientos mecánicos que partían del brazo y culminaban en las manos enguantadas. Usaba una palita-carpín de mango corto que se parecía más a un juguete que a un elemento de jardinería. Retiraba las plantas una a una. Agregaba en cada maceta un polvo blanco mezclado con agua. Una vez obtenida la pasta, insertaba la planta de plástico.
A pesar de nuestra corta edad, intuimos que algo no estaba bien. Cuando terminó, entró en la sala, nos miró y dijo 
-Es un artilugio, cuanto más artificial, más natural- Y con aire solenme se fue a la cocina.
Tania murmuró - No sabe lo que quiere decir artilugio, seguro que lo sacó de las revistas para mujeres que lee-
Fue el comienzo del fin. Al poco tiempo sacó la máquina de coser del cuartito color rosa y colocó dos sillones de mimbre debajo de la ventana, una mesita, también de mimbre, y sobre ella el protagaonista principal: el teléfono, lápiz y papel para toamr nota mientras se desarrollaba la conversación.
 Otro día Tania me estaba esperando en la puerta de la casa.Me dijo - hace más de una hora que está hablando por teléfono y no para de decir "Vestigios de albúmina"-
Fuimos en puntas de pie hasta el cuartito. La vimos concentrada leyendo una hoja de papel con membrete. Parecía una prima dona memorizando la letra delrepertorio. Decia
-El análisis del laboratorio dice que hay "vestigios del albúmina"-
Tania y yo pensamos que era un tipo de germinación, solo que con análisis clínico no combinaba. Su oído absoluto percibió nuestra presencia y exclamó
-Vayan a la cocina y prepárense algo para comer que yo estoy ocupada-
Durante toda la tarde hizo más de una docena de llamados comunicándoles a las cuñadas los vestigios de albúmina fuerra del contexto del análisis clínico que el laboratorio le entregó con el rótulo "confidencial".
Ocupamos toda la tarde con diccionarios y enciclopedias que nos revelasen tales vestigios...llegamos a la conclusión que no era una enfermedad peligrosa.
El verdadero peligro era la forma con que la abuela de Tania se apropiaba de las palabras, agrupándolas en un compendio adaptado para la ocasión. Como la vez que su hija menor viajó a Brasil en barco y se descompuso al cruzar el"Golfo de Santa Catalina".
Nunca encontramos ese golfo en el mapa. Lo más próximo fue un estado de Brasil llamado Santa Catarina.
Cuando intentamos explicarle se enojó con nosotras propinándonos una catarata de gritos ensordecedores. Los adultos nos advirtieron -Paren de corregir a la abuela, que ella sabe lo que dice y hace-
De ahí en adelante cortamos todo tipo de comunicación con ella. Con el tiempo, los demás parientes hicieron lo mismo.
Durante los últimos años que visité la casa de Tania, veía a la anciana sentada en el jardín de invierno, rodeada de las plantas de plástico. En una atmósfera entre patética y solemne, daba la sensación que conversaba con fantasmas y almas en pena.
El cuartito rosa fue convertido en una sala de estudio que Tania y su hermano acostumbraban ocupar. El teléfono pasó al corredor de la casa. Las cuñadas ya no llamaban. Cinco años depués falleció.
Una tarde fuimos con Tania al cementerio a visitar la tumba de su abuela.
Mi amiga llenó con agua el florero situado sobre la lápida. Después sacó del bolso un ramito de alelíes y lo colocó en el jarróncito metálico.
Sorprendida exclamé - Tania, esas flores son de plástico!-
Ella me respondió
-Sí ya sé. Eran las preferidas de ella-


                                                              Nora Ibarra
                                                  Curitiba-Brasil. Enero 2014 


lunes, 13 de enero de 2014

Amor Virtual

                                                           
                                       Si sobre ella en ese momento
                                       hubiese caído un helado,  no se habría derretido
                                          "El largo adiós" - Raymond Chandler -

La vida de Aurelia cambió el día que la editorial le envió la computadora. Había pasado cuarenta años trabajando como correctora sin salir de su casa.
Aún mantenía vivo el recuerdo del baile de egresada.El joven con quien estaba bailando la invitó para dar una vuelta por el jardín.Imprevistamente la besó. Antes que reaccionase la arrojó sobre la gramilla e inmovilizándola, la penetró. Después,encubriéndose en la oscuridad, huyó.
Aurelia quedó tréumula, confusa y sucia. Enterró su libido y se unió al celibato familiar junto con su madre y su abuela.
Fue increíble como, gracias a la internet, puedo superar aquel episodio que la marcó profundamente.
La editorial contrató un instructor para ayudarle con la mágica red que la conectaba con el mundo en segundos.
Ricardo, su mentor virtual, era un convicto que la asistía desde la cárcel donde cumplía pena. La delicadeza del hombre sedujo a Aurelia hasta aceptar casarse con él, aún en esas condiciones.
Una mañana recibió un e-mail de Ricardo

Querida:
En breve serás mi esposa yno quiero que haya secretos entre ambos. Debo decirte algo: Cuando tenía dieciocho años violé una chica. Fue en la fiesta de egresada de ella. Nunca me lo perdoné. Pensé en buscarla y pedirle perdón, pero siquiera supe su nombre.
Espero me comprendas y que tus sentimientos hacia mí no cambien.
Tuyo
Ricardo
                                   *********************************

Ricardo Benavidez murió envenenado en la cárcel
Aurelia Márquez desapareció el día de la muerte de él. Se desconoce su paradero.


                                                                   Nora Ibarra
                                                      Curitiba-Brasil. Enero de 2014




sábado, 11 de enero de 2014

Error de Cálculo

                                                                                                         
                                                 "Mi padre quería que fuese médico"...
                                                 -El enemigo interior -Jim Thompson

Cuando conocía a Estrella sentí que tocaba el cielo con las manos. Con cincuenta y cinco años, soltero y gracias a una red social, pude dar fin a mi vida solitaria.
Ella vivía en otro país, pero en el amor la distancia no es una excusa. Siempre me regocijó  el sentido maternal de las mujeres sin importarme el origen. Sólo quería que cuidase de mí. Que me amase incondicionalmente.
Vi ese amor en sus ojos en el momento que mis dedos apretaban su cuello, mientras el collar de esmeraldas brillaba sobre la blancura de su piel.
Me vi obligado a hacerlo ante la necesidad de terminar con el caos y restablecer la moral que el mundo perdió.
Nunca imaginé que la buscarían y menos aún que hallarían la casa donde escondía los otros cadáveres. Durante años oculté este secreto que la familia de Estrella desvendó en un santiamén. No debí elegirla. Debo admitirlo.

                                                                    Nora Ibarra
                                                        Curitiba-Brasil. Enero 2014




jueves, 9 de enero de 2014

Mis publicaciones 2014

Acantilados de Papel Nº4
El Misterio de la Palmera (pag 62)
                 http://es.calameo.com.read/00193142259f1c5068243?authid=geFzMFgSOKCZ


Revista Umbral 
La Sombrerera Sin Dedal (Pag 21)





Revista Umbral                                           www.calameo.com/read/0033353776ad9368406b




Revista Umbral - Sainde.org
http://sainde.org/index.php/umbral/umbral-revista-literaria-ano-1-n-5
http://sainde.org



Periódico Irreverentes
En la Distancia
http://periodicoirreverentes.org/2014/02/27/en-la-distancia/



Narrativa Breve - Charlie el primate
http://narrativabreve.com/2014/02/cuento-breve-nora-ibarra-charlie-el-primate.html?utm_source=Newsletter+de+Narrativa+Breve&utm_c




"Error de Cálculo" - Periódico Irreverentes
http://periodicoirreverentes.org/2014/01/16/error-de-calculo/



"Único como París" - Revista Acantilados de Papel
http://es.calameo.com/read/0019314223a7ffc213c12



Revista Acantilados de Papel 
http://www.altillodelasletras.blogspot.com/2014/01/unico-como-paris.html


Único como París

Relato publicado en la Revista Acantilados de Paphttp://es.calameo.com/read/0019314223a7ffc213c12


Imposible hablar de ti sin que los recuerdos  me lastimen. Duele evocar cuando juntos, las palabras se diluían en caricias deslizadas entre los dedos ávidos.
Después nos fundimos en el abrazo confuso. Triste hablar de tu sobresalto y mi asombro. Temerosos de que la realidad nos arrebatase el anhelo obligándonos a volver cada uno a lo suyo.
En el desasosiego me escurría por el borde de la sábana como quien está agazapado frente a un abismo.
Yo iba a bajar. Estaba dispuesto a descender hasta lo más profundo sin importarme nada. Recorro con la mirada el cuarto que tantas veces nos albergó. El mismo que aún guarda nuestra esencia. Está cambiado, yo también. Tal vez preguntes que pasó...dudo que lo preguntes...después de todos estos años.
Tu ternura me distanció y mi pasión no nos unió. No fue el tiempo en el que transcurrimos sino la intensidad de lo que vivimos que me trajo hasta aqui.
Ni tu mezquindad ni mis celos prevalecieron en esta historia anónima que mantuvimos sin secretos y en la que nos herimos tanto. Nos conocimos a destiempo y solo nos causamos contratiempos.
Muchas veces te odié. Por momentos quise destruirte al verte entera y distante. Tan dueña de tu vida sin pensar en  la mía. Hundiéndome en el desamparo. Pero es inútil...ya  no estás aqui...apenas el fantasma de lo que fuiste se aproxima a mí sonriente.

Recorre por última vez la habitación con la mirada. Cierra la puerta, dobla el papel con la carta y la guarda en el bolsillo del gabán.
Al salir a la calle el viento frio lo sacude. Se siente abssurdo. Venir a París para reprochar una relación que apenas existió en su  mente.
Nadie tuvo la culpa, menos aún esa chiquilina que vivía embrollada en su mundo donde lo transformó en un experimento sin más ni más.
Se pregunta que es lo que  mantiene vivo el recuerdo de alguien que fue para con él infantil y egoísta. 
La respuesta está en el exacto vértice donde los sentimientos amabiguos emergen y se unen para asentir que uno también ama aquello que tanto odia. Basta dar rienda suelta a un amor único como París.


                                                                Nora Ibarra
                                                      Curitiba-Brasil. Enero 2014